loewe regresa a sus orígenes desnudando la artesanía
Jonathan Anderson ofreció un fascinante desfile donde encuentra el equilibrio perfecto entre la artesanía y la vanguardia.
El espacio de exhibición de Loewe en la Maison de l’UNESCO estaba decorado con enormes jarrones de vidrio de pampa y esculturas monolíticas de amatista. Cuando el desfile comenzó, las cortinas que cubrían el espacio lentamente comenzaron a abrirse y cerrarse mecánicamente, dejando que la suave luz de la mañana entrara y saliera. La banda sonora, solo una canción, fue a cargo de los suaves y ondulantes "Disintegration Loops" de William Basinski (la inspiración vino de una estadía en un hotel en Japón, que tenía cortinas de apertura automática por la mañana).
Ondulante era una palabra que Jonathan usó mucho después del desfile para describir la colección de Loewe esta temporada que, según el diseñador, se basó principalmente a dos cosas: la proporción y la artesanía. Desde esa premisa tan básica —cómo se ven las cosas, cómo están hechas— presentó, con bastante facilidad, uno de los espectáculos y colecciones más hipnóticos de la temporada.
Había algo bastante intrigante en ello; y el talento de Jonathan se basa en tomar cosas que a primera vista no encajarían entre sí y encontrar la manera de que esos contrastes resalten la belleza del otro. Un vestido grande y fluido con mangas gigantes, fluidas y con forma de capa; un vestido de encaje transparente con una gran cadera cuadrada; tobillos y caderas con volantes suaves de un traje contrastados con un cuello alargado negro con púas.
"Todo se volvió más milimétrico, reducido", explicó, "quería que fuera aristocrático, poético. Quería algo que pareciese etéreo, ligero, pero al mismo tiempo una estructura que se mueve y ondula mientras camina”. Estas prendas llevaron a los looks a encontrar nuevas formas; la ropa interior se trasladó a las capas exteriores, vastas franjas de tela en vestidos y blusas representaban "elementos de deconstrucción en el vocabulario del erotismo". Pero el concepto iba mucho más allá, todo mantuvo un equilibrio perfecto entre la suavidad y la dureza, el cuero y el encaje, el ganchillo y el satén, la elegancia y la intimidad, la modernidad y la historia.
La artesanía ha estado en el centro de lo que Jonathan ha defendido en Loewe, desde los artesanos que trabajan en las colecciones con él hasta aquellos a quienes apoya con el Premio Loewe Craft cada año. “Estaba repasando los siglos XVI y XVII, donde la artesanía era muy meticulosa y luego la exageramos aquí: hicimos todo estos abalorio y trabajamos el ganchillo y todas estas disciplinas artesanales históricas. Hemos rememorado esas piezas antiguas y averiguado cómo podemos industrializarlas. Se trata de un equilibrio para mantener el lado artesanal”. Por cosas así es por lo que su permanencia en Loewe es tan exitosa, descubriendo cómo mantener el elemento humano en todo lo que hace.

















Créditos
Fotografía Mitchell Sams
Este artículo apareció originalmente en i-D UK.