proenza schouler quiere que te controles y te abandones al mismo tiempo
El desfile de Jack y Lázaro, que tuvo lugar en lo alto de un rascacielos en construcción, buscaba conciliar la moderación con la opulencia.
Fotografía Mitchell Sams
Proenza Schouler nos llevó a una oficina inacabada en lo alto del Hudson Yards, uno de los rascacielos que, al estilo del Arrival, parece haber aparecido de la noche a la mañana en el 'skyline' de Nueva York. La colección va sobre cosas sin terminar, inspirada por Sol LeWitt, con "piezas creadas como restos de cosas que alguna vez fueron algo". Esto se tradujo en una colección dedicada e inspirada en el 'work in progress', en la que se reelaboraron algunas de sus siluetas más reconocibles (pantalones acampanados, el vestido de copa de sujetador) y se ofreció una mirada al futuro de la marca.
El desfile empezó con Julia Nobis enfundada en un traje oversize, que sirvió como un recordatorio sobre el claro dominio de la sastrería que tienen Jack y Lazaro. También pudimos ver vestidos de punto sueltos sobre pantalones de cuero que se abrían alrededor del tobillo; una visión sinuosa de la tendencia en la que se supone que a partir de ahora tendremos que llevarlo puesto todo la vez. La modelo Suvi Koponen llevaba un híbrido entre chaqueta y trench de cuero que argumentaba de manera convincente que la unión de estas dos prendas debe seguir en el futuro. La sastrería oversize se sigue viendo en prendas con estampado Príncipe de Gales, negro y azul marino, algo que aporta un poco de esperanza a la idea de que algún día Hudson Yards estará poblado por un ejército de mujeres vestidas de Proenza Schouler.
Igual de convincentes son los vestidos con destellos metálicos que parecían looks de noche, o los tops repletos de plumas increíbles para darlo todo sobre la pista. Proenza Schouler disfruta de su mejor momento abrazando esta dualidad. Porque, ¿de qué sirve ser un genio universal si no puedes volverte loco el fin de semana (o, un martes por la noche, durante la semana de la moda)? O, como lo señala el manifiesto: "Reconciliar las fuerzas contradictorias pero igualmente atractivas tanto del control total como del abandono más salvaje". Ver a los diseñadores luchar contra estos dos pensamientos es uno de los grandes placeres de Nueva York.













Este artículo apareció originalmente en i-D US.